La educación, y por ende la ética, han ido mermando exponencialmente a lo largo de los años hasta llegar al punto en el que nos encontramos, en el que apenas nos sorprende que hayan muerto tal número de mujeres a manos de sus parejas o haya tantas peleas, reyertas, faltas de respeto, comas etílicos...
Todo debido a que se siguen nuestros instintos en lugar de la razón. Se actúa con la sangre caliente y muchas veces sin pararnos a pensar qué hacemos y por qué. Hoy en día la razón, la sabiduría, el conocimiento, parece ser despreciado por la mayoría de la juventud, pilares de la sociedad futura.
Nace entonces la misasofía, el odio a la sabiduría, en lugar de filosofía o amor a la sabiduría. Los jóvenes desprecian la enseñanza que se les ofrece, el conocimiento básico incluso, despreciando a los que lo adoran. Irónico resulta que alguien de su misma edad pero de un país subdesarrollado, se esfuerce por caminar 4 km al día para ir a la escuela y aprender algo y escapar por un momento de la pobreza en la que vive. ¿Será una correlación inversamente proporcional? ¿A mayor grado de desarrollo de una sociedad menor interés en aprender tienen los jóvenes?
Plantearse el por qué de las cosas no es nada malo. La curiosidad mata al gato, pero resulta que nosotros somos unos mamíferos algo más desarrollados y deberíamos honrar un poco más ese privilegio.
1 comentario:
eres divertidísimo, chaval.
me encantan tus divagaciones y tu cultivado mundo interior.
;)
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